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VIGILIA DE ORACIÓN CON LAS FAMILIASLA FAMILIA, HOGAR QUE ACOGE,ACOMPAÑA Y SANA INTRODUCCIONLa familia es el hogar que nos acoge a cada uno de nosotros, nos acompaña a lo largo de la vida ynos sana cuando lo necesitamos. La familia que acoge a Jesucristo lleva este hogar a la felicidad y aque cada uno de sus miembros se sepan amados.Canto: “Nadie te ama como yo”Cuanto he esperado este momento,cuanto he esperado que estuvieses así,cuanto he esperado que me hablaras,cuanto he esperado que vinieras a mí.Yo se bien lo que has vivido,se también porque has llorado,yo se bien lo que has sufrido,pues de tu lado no me he ido.Pues nadie te ama como yo,pues nadie te ama, como yo,Mira la cruz, esa es mi más grande prueba,nadie te ama como yoPues nadie te ama como yo,pues nadie te ama como yo,mira la cruz, fue por ti fue porque te amo,nadie te ama como yo.Yo se bien lo que me dices,aunque a veces no me hables,se muy bien lo que tu sientes,aunque nunca lo compartes.Yo a tu lado he caminado,junto a ti yo siempre he ido,y aún a veces te he cargado,yo he sido tu mejor amigo FAMILIAHoy nos reunimos aquí un grupo de familias: matrimonios y también hijos. La familia es muyimportante, y es la base de nuestra sociedad.Muchas veces vivimos como si el amor que recibo en la familia fuera un derecho: tengo derecho aque me quieran y me acepten totalmente, una exigencia. En cambio el amor que yo doy hacia fueraes gratuito: todo mi tiempo y entrega en las distintas áreas de mi vida es fruto de mi generosidad.Esto pesa en nosotros. En la familia, en el matrimonio, no se trata de MI plan de felicidad, sino quepasamos del MI PLAN a NUESTRO PLAN, pasando antes por TU PLAN.Vamos a empezar el día de hoy parándonos a reflexionar sobre algunas cuestiones:1

VIGILIA DE ORACIÓN CON LAS FAMILIAS- ¿Qué es la familia para mí? ¿Mi familia es lo más importante en mi vida?- ¿Veo a mi marido o esposa como mi puerta hacia la felicidad?- ¿Y los hijos, los acojo como un don de Dios, un regalo que me hace?(silencio) FAMILIA QUE ACOGEPodemos recordar que Betania es el lugar donde Cristo es recibido como un amigo por la familia deMarta, María y Lázaro. Allí Jesús se encuentra como en casa. La liturgia benedictina celebra a lostres hermanos juntos, y les otorga el hermoso título de «hospederos del Señor». Si cada uno de ellostiene su propia y específica relación con Jesús, es la familia como tal la que se hace sujeto de lahospitalidad, y es enriquecida por la presencia del Salvador. Nuestras familias deben ser pequeñasBetanias para todo aquél que se acerque a nosotros. Debemos aprender a ser “familia de acogida”.Esto es posible gracias a esta presencia de Jesús que provoca el encuentro con Él y esto es unainvitación a transformar todas las relaciones entre los miembros de las familias. Si en nuestrafamilia acogemos a Jesús, podremos ver como poco a poco nos va cambiando el corazón y podemosvivir nuestro día a día, y nuestra convivencia familiar con una paz y tranquilidad que es muy difícilde conseguir de otra forma.El Papa Francisco, en una de sus catequesis sobre la familia nos ayuda en esta tarea.“Cada familia cristiana —como hicieron María y José—, ante todo, puede acoger a Jesús,escucharlo, hablar con Él, custodiarlo, protegerlo, crecer con Él; y así mejorar el mundo.Hagamos espacio al Señor en nuestro corazón y en nuestras jornadas. Así hicieron también Maríay José, y no fue fácil: ¡cuántas dificultades tuvieron que superar! No era una familia artificial, noera una familia irreal. La familia de Nazaret nos compromete a redescubrir la vocación y la misiónde la familia, de cada familia. Y, como sucedió en esos treinta años en Nazaret, así puede sucedertambién para nosotros: convertir en algo normal el amor y no el odio, convertir en algo común laayuda mutua, no la indiferencia o la enemistad. No es una casualidad, entonces, que «Nazaret»signifique «Aquella que custodia», como María, que —dice el Evangelio— «conservaba todas estascosas en su corazón» ( Lc 2, 19.51). Desde entonces, cada vez que hay una familia que custodiaeste misterio, incluso en la periferia del mundo, se realiza el misterio del Hijo de Dios, el misteriode Jesús que viene a salvarnos, que viene para salvar al mundo. Y esta es la gran misión de lafamilia: dejar sitio a Jesús que viene, acoger a Jesús en la familia, en la persona de los hijos, delmarido, de la esposa, de los abuelos. Jesús está allí. Acogerlo allí, para que crezcaespiritualmente en esa familia.” (Catequesis del Papa Francisco sobre la familia. 17 diciembre de2014)(silencio)Canto: “Me has seducido, Señor”Señor no soy nada, ¿por qué me has llamado?Has pasador mi puerta y bien sabes que soy pobre y soy débil2

VIGILIA DE ORACIÓN CON LAS FAMILIAS¿Por qué te has fijado en mi?Me has seducido Señor con tu mirada,me has hablado al corazón y me has querido.Es imposible conocerte y no amarte,es imposible amarte y no seguirte,¡me has seducido Señor!Señor yo te sigo, y quiero darte lo que pides,aunque hay veces que me cuesta darlo todo,Tú lo sabes, yo soy tuyo. Camina Señor junto a mi.Estr.Señor, hoy tu nombre es más que palabras:es tu voz que resuena en mi interiory me habla en el silencio. ¿Qué quieres que haga por ti?Estr. FAMILIA QUE ACOMPAÑA:Nuestra familia es el lugar donde nos sentimos acompañados: estamos seguros que no nos van adejar abandonados en el momento del fracaso o la prueba, y es el lugar al que acudimos para recibirconsuelo y reponer nuestras fuerzas para comenzar de nuevo.Al mismo tiempo las familias son invitadas por Dios a acompañar en la fe y en la vida a los que lesrodean, ofreciendo una vida familiar centrada en la presencia viva de Jesús¿Pero en nuestra vida ordinaria tenemos en cuenta a Jesús?Lo ordinario es lo más común, lo que sucede habitualmente. Así es y así discurre la mayor parte deltiempo de nuestra vida, en ese rutinario y monótono día a día, que a veces hasta se nos hacemecánico y del que tantas veces sentimos la tentación de huir y escapar. En cambio, así de habitual,regular y común es también la acción de Dios en nuestra vida. Piensa que tu día a día, el de tufamilia, es también el día a día de Dios, que tu vida ordinaria es también la vida ordinaria de Dios.Porque es ahí donde Dios se te da y es de esa manera, tan común y tan simple en sus formas, comoDios te va dando a conocer su voluntad.Una enfermedad inesperada, un imprevisto, una llamada inoportuna, el madrugón para ir al trabajo,el preparar a los niños y llevarlos al colegio, el atasco correspondiente o el autobús que se meescapa, ese que se cuela en la cola del super cuando más prisa tengo, ese trato delicado con losabuelos, son ocasiones preciosas para un ofrecimiento o un momento de oración, un acto de amor ode acción de gracias, un acto de fe en Dios, una pequeña renuncia; y también momentos paramostrar a nuestros hijos, nuestros esposos que el trato con Dios va transformando nuestra vidacotidiana hasta en los más pequeños detalles. Tendemos naturalmente a buscar esa irresistiblefascinación de lo espectacular y aparatoso, de lo extraordinario y fuera de lo común, nada más ajenoal estilo del Evangelio. Piensa que la encarnación es un Dios que se hace carne de niño, que laredención se realiza en el aparente y estrepitoso fracaso de una cruz o que el gran milagro de laEucaristía gravita sobre un poco de pan y un poco de vino.Es también ahí, en nuestra vida cotidiana, donde estamos llamados a acompañar a los que nosrodean sobre todo con gestos sencillos impregnando todas las cosas, personas y circunstancias deuna profunda visión de fe, capaz de atisbar en todo y en todo ese susurro de cielo que es Dios3

VIGILIA DE ORACIÓN CON LAS FAMILIASpresente en nuestra vida. Descubramos y renovemos el valor de ese pequeño día a día de nuestravida que resultará tanto más extraordinario cuanto más sepamos llenarlo de Dios.Es Cristo quien nos enseña el arte del acompañamiento como aconteció en el camino de Emaús, enla cercanía y el trato personal se ejercita la paciencia en la escucha a los demás que debe ser conatención y verdadero interés. A la escucha de sus inquietudes y preocupaciones, le sigue el anunciogozoso del Evangelio, la experiencia propia de que la Palabra de Dios es capaz de transformar elcorazón, junto con la acción de los sacramentos.El fundamento de todo acompañamiento es el deseo del amor verdadero a los demás. Si esto es así,nos acercaremos, sea quien sea, y sin esperar ninguna contrapartida, de manera totalmentedesinteresada. Tendremos que trabajar las relaciones con nuestro prójimo viviendo, conversando,transmitiendo las claves del sentido de la vida y la familia.Jesucristo nos llama especialmente a estar cerca de los matrimonios que sufren por diferentesmotivos: dificultades económicas, separación, soledad, enfermedad, muerte situaciones especialesen las que se agradece la presencia y la compañía de los amigos y de las familias que no abandonana las personas en sus dificultades, sino que saben estar ahí y son fuente de consuelo y firmeesperanza.Reflexionemos en este momento de silencio sobre nuestra vida, sobre nuestro acompañamiento ennuestra propia familia: ¿dedicamos el tiempo que requiere nuestra vida familiar, o estamos inmersosen una actividad incesante, descuidando nuestra vocación? ¿Tu vida vida en tu familia se haconvertido en una queja continua? Reflexionamos también sobre cómo es mi trato con otrasfamilias, con los que me rodean, y pidamos al Señor que nos ayude a responder a esta llamada quenos hace, a esta misión personal y como familia.(silencio)Canto: “El corazón de Cristo”Hay un corazón que late que palpita en el Sagrarioel corazón solitario que se alimenta de amores un corazón paciente, es un corazón amigoEl que habita en el olvido. El corazón de tu DiosEs un corazón que espera un corazón que perdonaque te conoce y que toma de tu vida lo peorque comenzó esta tarea una tarde de CalvarioY que ahora desde el Sagrario tan solo te pide amorDecidle a todos que vengan a lafuente de la vidaque hay una historia escondidadentro de este corazónDecidle que hay esperanza que todotiene sentidoque Jesucristo está vivodecidleque existe DiosEs el corazón que llora en la casa de Betaniael corazón que acompaña a los dos de EmausEs el corazón que al joven rico amó con la miradaEl que a Pedro perdonaba después de la negación4

VIGILIA DE ORACIÓN CON LAS FAMILIASEs el corazón que lucha del huerto de los olivosQue amando a los enemigos, hizo creer al ladrónEs el corazón que salva por su fe a quien se le acerca,Que mostró su herida abierta al apóstol que dudó FAMILIA QUE SANA:En esto se levantó un maestro de la ley y le pregunto para ponerlo a prueba: “Maestro, ¿quétengo que hacer para heredar la vida eterna?”. Él le dijo: “¿Qué está escrito en la ley?, ¿Quélees en ella?”. El respondió: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu almay con toda tu fuerza y con toda tu mente. Y a tu prójimo como a ti mismo”. Él le dijo: “Hasrespondido correctamente. Haz esto y tendrás la vida”. Pero el maestro de la ley queriendojustificarse, dijo a Jesús: “¿Y quién es mi prójimo?”. Respondió Jesús diciendo: “Un hombrebajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en mano de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molierona palos y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba poraquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llego aaquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo. Pero un samaritano que iba de viaje llego adonde estaba el y, al verlo, se compadeció, y acercándose, le vendo las heridas, echándolesaceite y vino, y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevo a una posada y lo cuidó. Al díasiguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y le dijo: cuida de él, y lo que gastes demás yo te lo pagare cuando vuelva. ¿Cuál de estos tres te parece que ha sido prójimo del quecayó en mano de los bandidos?”. Él dijo: “el que practico la misericordia con él”. Jesús ledijo: “Anda y haz tu lo mismo” Lc 10,25-37Jesús es nuestro Salvador, quien cura nuestras heridas, también en nuestras relaciones familiares.Cristo es el verdadero samaritano que cura al hombre que yace malherido al borde del camino. Élnos carga sobre sus hombros y nos conduce a la Iglesia. La familia, como Iglesia doméstica,estamos llamados hoy más que nunca a ser posada en la que las personas heridas puedan recuperarla salud, encontrándose con Jesús.Hay heridas que precisan de más cuidados y requieren paciencia para que puedan ser bien sanadas.Debemos aprovechar los pequeños resquicios que nos deja el ajetreo de nuestra vida para dedicarese tiempo sosegado y tranquilo que la vida familiar requiere. Y quizás sea el fin de semana eseremanso de paz que todos los miembros de la familia necesitan para interesarse por el otro, ytambién para buscar al Señor para que sane nuestras heridas.El aceite y el vino de la parábola, se interpretan como los sacramentos que curan la debilidadhumana. La misericordia que brota del amor de Dios, se manifiesta en los sacramentos, por ello esesa misericordia la que sana nuestras heridas. Empeñémonos a fondo en vivir con coherencia yseriedad nuestra vida cristiana y no reducirla a un manual de buenas costumbres o a un formalprotocolo social. Déjate empapar a través de los sacramentos de la abundancia y plenitud de eseDios que tanto desea entrar en nuestra alma. Veremos con que suavidad y eficacia se va realizandoen nuestra vida esa obra de la conversión interior.(silencio)5

VIGILIA DE ORACIÓN CON LAS FAMILIASCanto: “En mi debilidad”En mi debilidad, me haces fuerte. (bis)Solo en Tu Amor me haces fuerte.Solo en Tu Vida me haces fuerte.En mi debilidad te haces fuerte en MíDEMOS GRACIAS A DIOS por el don tan grande que nos ha hecho en el Sacramento delMatrimonio y en nuestra realidad familiar. Pidamos a la Sagrada Familia que ayude a todas lasfamilias del mundo a ser lugar de encuentro, de acompañamiento, de sanación y que seamoscapaces como familia a hacer presente el misterio del amor de Cristo en nuestra vida cotidiana yoremos juntos con la oración de los esposos:Haz, Señor, que en nuestra casa, cuando se hable, siempre nos miremos a los ojos y busquemoscrecer juntos; que nadie está solo, ni en la indiferencia o el aburrimiento; que los problemas de losotros no sean desconocidos o ignorados, que pueda entrar quien tiene necesidad y sea bienvenido.Señor, que en nuestra casa sea importante el trabajo, pero no más importante que la alegría; quela comida sea el momento de alegría y de conversación; y que el descanso sea paz del corazón ydel cuerpo; que la riqueza mayor sea estar juntos.Señor, que en nuestra casa el más débil sea el centro de la atención; que el más pequeño y el másviejo sean los más queridos; que el mañana no nos dé miedo, porque Dios siempre está cerca; quecada gesto esté lleno de significado; que te demos gracias por todo lo que la vida nos ofrece y tuamor nos da.Señor, que nuestra casa sea el lugar de acogida como la casa de Marta, María y Lázaro enBetania.Amén.Canto reserva: “Nada nos separará”Nada nos separará (3 veces),del amor de Dios6

nadie te ama como yo Pues nadie te ama como yo, pues nadie te ama como yo, mira la cruz, fue por ti fue porque te amo, nadie te ama como yo. Yo se bien lo que me dices, aunque a veces no me hables, se muy bien lo que tu sientes, aunque nunca lo compartes. Yo a tu lado he caminado, junto a ti yo siempre he ido, y aún a veces te he cargado, yo .